Por supuesto, el té recién hecho es más aromático, sabroso y contiene sustancias útiles. Las propiedades tónicas del té se manifiestan en la bebida recién elaborada. El té que se prepara de antemano pierde su sabor y aroma. Los aceites esenciales, responsables del sabor, no duran mucho.
Podemos decir con confianza que el té que se ha reposado durante mucho tiempo no adquiere exactamente propiedades útiles. Lo más probable es que, por el contrario, pierda. Si la infusión se ha reposado durante más de veinte horas, se convertirá en un caldo de cultivo adecuado para bacterias y hongos. En este caso, no se trata de beneficio.
Los chinos comparan el té, que se ha preparado durante mucho tiempo, con el veneno. El té pierde sus propiedades beneficiosas, las vitaminas que contiene se destruyen.
El hecho de que el té pierda sus cualidades beneficiosas no es tan malo. Pero si, como resultado de la interacción con el oxígeno, las sustancias orgánicas contenidas en el té se oxidan, el cuerpo puede resultar dañado. Una fina película que ha aparecido en la superficie de la bebida puede informarnos sobre el proceso de oxidación. ¡Es mejor no beber tal té!
Esta película contiene una fórmula química compleja. Dado que es insoluble, cuando ingresa al cuerpo, la película envuelve las paredes de los intestinos y el estómago. Al hacer esto, evita la absorción de nutrientes a través de la membrana mucosa del tracto intestinal. También se altera la motilidad intestinal. Y las masas de alimentos se acumulan en el tracto gastrointestinal.
El hígado también puede resultar dañado. Debido a que la misma película cubrirá el hígado, no podrá realizar sus funciones de limpieza al cien por cien.
