La publicidad promete persistentemente que solo un pequeño cubo de caldo le dará al plato un sabor sin precedentes y un aroma único, indistinguible del olor de la carne natural de alta calidad. Saber cómo y de qué se elaboran estos concentrados de alimentos ayudará a concluir si el caldo en cubos pequeños puede reemplazar al caldo de pollo entero o al apetitoso caldo de huesos de res.
La historia de los cubos de caldo en sí comienza en 1883; fue entonces cuando el empresario suizo Julius Maggi ideó una forma de mantener los caldos de carne concentrados en forma seca. El producto purificado y hervido de la hidrólisis de carne picada y huesos en ácido se mezcló con grasa, sal, verduras y especias y luego se prensó. El resultado fue "los cubos de oro de Maggi", un producto extremadamente barato y asequible para todos los segmentos de la población. En 1947, Maggi and Company se fusionó con Nestlé.
Las formas de conservar los caldos de carne durante mucho tiempo se inventaron antes; el más famoso es el "extracto de carne de Liebig", cuya producción comenzó en 1865. Para la producción del extracto inventado por el químico Justus Liebig, se utilizó caldo de res natural, hervido y filtrado repetidamente. El "extracto de carne" se compró principalmente para las necesidades del ejército, pero no ganó una gran popularidad: el producto obtenido cuando se disolvió era comestible, pero nada más. Según el testimonio de los contemporáneos, el fuerte olor a amoníaco mató todo el sabor.
En la Unión Soviética, los cubos de caldo, hechos exclusivamente con productos naturales, no ganaron mucha popularidad. Los cubos comenzaron a ser muy utilizados desde principios de los noventa, cuando los productos Nestlé y Knorr inundaron el mercado.
La receta actual de los cubitos de caldo se ha alejado mucho de la idea de ser 100% natural. Contienen extractos de proteínas vegetales, el mismo hidrolizado de carne en ácido clorhídrico, gran cantidad de sal, grasas, generalmente vegetales, almidón, legumbres secas picadas, aromas y potenciadores del sabor.
El color dorado reconocible del caldo se logra mediante la adición de grasa vegetal y un colorante, la riboflavina, también conocida como vitamina B2. Sin embargo, no se regocije, hay pocos beneficios de la vitamina en el cubo.
El componente principal de los cubos de caldo es la sal de mesa común. Su participación puede ser de hasta el 50-60 por ciento de la masa de todo el cubo. Aunque los fabricantes indican en el empaque del producto que la carne natural también se incluye en la composición, su cantidad difícilmente puede llamarse insignificante.
El conocido glutamato monosódico le da al concentrado comprimido su regusto característico. Además de este aditivo aromatizante, el cubo puede contener muchos más "potenciadores" y "potenciadores" del sabor diferentes.
El caldo que se obtiene al disolver un cubo en agua hirviendo no tiene nada que ver con el caldo de carne rico; su valor nutricional tiende a cero, pero es muy fácil contraer gastritis con la ingesta regular de tales sopas. De hecho, los cubos de caldo fueron y siguen siendo un producto para emergencias, no para las comidas diarias.