Los productos mutantes representan una grave amenaza para la salud humana. Los médicos sugieren que su uso regular puede provocar alergias y envenenamientos, cáncer e infertilidad.
Los productos que contienen ingredientes modificados genéticamente (OGM) u organismos (OGM) se denominan transgénicos. Su composición natural ha sido alterada artificialmente. Por ejemplo, los científicos han insertado el gen de la platija ártica, responsable de la termorregulación, en el ADN de un tomate. Flounder ayudó a crear una nueva variedad resistente a las heladas.
Genes destacados y fragmentos de ADN con determinadas propiedades. Los ingenieros genéticos utilizan el gen rolC bacteriano para convertir las plantas en enanas. Cambia el color natural de las flores con el genoma de boca de dragón.
La transformación genética guiada se lleva a cabo en varios organismos vivos (desde virus hasta mamíferos). En la industria farmacéutica, los medicamentos como la insulina y el interferón se producen utilizando microorganismos modificados genéticamente. En Rusia, se ha criado una raza de ovejas, que no solo produce leche, sino que también produce una enzima necesaria para la producción de queso.
Las tecnologías de ingeniería genética se utilizan activamente en la agricultura. Gracias al movimiento de los genes, los OMG adquieren nuevas cualidades y características: mayores rendimientos, resistencia a la sequía o las heladas, a determinadas enfermedades y plagas. El uso de plantas y animales transgénicos reduce significativamente el costo de los alimentos.
En Rusia, se permite el uso de 14 tipos de plantas transgénicas (6 variedades de maíz, 3 variedades de soja y 3 papas cada una, una de arroz y una de remolacha azucarera). En el mercado nacional, alrededor del 40% de los productos alimenticios contienen ingredientes modificados genéticamente.
El azúcar elaborado con remolacha transgénica se utiliza en la industria de la confitería. Los dulces deliciosos, las galletas y el pan de jengibre también pueden convertirse en una "bomba de tiempo" para los golosos.
Los expertos rusos en seguridad genética han llevado a cabo estudios a partir de los cuales se puede hablar del impacto negativo de los piensos de soja transgénica en los animales. Se observó un retraso en el crecimiento y el desarrollo. Se encontró una disminución en el número de cachorros.
En la segunda generación de hámsteres de laboratorio, hubo una "prohibición de reproducción". No tuvieron descendencia.
La soja genéticamente modificada se utiliza en la producción de productos horneados, embutidos, mayonesa, salsas, helados y alimentos para bebés.
Los científicos genéticos sugieren que el consumo regular de alimentos que contienen OMG es perjudicial para los seres humanos.
Debido a la presencia de proteínas transgénicas, con las que el cuerpo no está familiarizado, son posibles reacciones alérgicas y supresión de la inmunidad. En los Estados Unidos, donde los estantes de los supermercados están literalmente llenos de transgenes, alrededor del 71% de la población padece alergias.
Un cambio no planificado en la composición química de los OGM, la aparición accidental de toxinas peligrosas puede convertirse en una seria amenaza para la salud. Las plantas genéticamente modificadas emiten diez veces más sustancias tóxicas que las comunes. Los médicos registran casos de intoxicación alimentaria en niños pequeños (chocolate, chips, arroz inflado, maíz, bebidas carbonatadas).
No se puede decir con certeza que el valor nutricional de los alimentos artificiales y sus contrapartes naturales sea completamente el mismo. Solo el 14% de los adolescentes en Rusia se consideran saludables a la edad de 17 años. Los médicos hacen sonar la alarma: los escolares carecen de proteínas y vitaminas completas.
Las plantas transgénicas no mueren con el uso masivo de productos químicos agrícolas. Incluso son capaces de acumular herbicidas que ingresan al cuerpo humano con los alimentos.
Los genes de resistencia a los antibióticos se utilizan para crear OMG. Los científicos temen que puedan pasar de plantas modificadas genéticamente a bacterias que causan diversas enfermedades. Entonces la medicina será impotente: los antibióticos perderán su eficacia.
Los transgenes tienen la capacidad de integrarse en el ADN de microorganismos beneficiosos que habitan el intestino humano. Tal mutación puede tener consecuencias negativas. Por ejemplo, a un aumento del cáncer.