La naturaleza ha dotado a las personas con el mecanismo perfecto para combatir las enfermedades: el sistema inmunológico. Su funcionamiento depende en gran medida del comportamiento humano: estilo de vida, hábitos, nutrición. Los alimentos que contienen vitaminas y minerales necesarios para la salud son los principales estimulantes de este importante sistema del cuerpo humano.
Uno de los estimulantes más importantes del sistema inmunológico son los antioxidantes, sustancias que previenen la degradación de células y tejidos y ralentizan el proceso de envejecimiento. Los antioxidantes tienen un enorme potencial de promoción de la salud, pero no es necesario tomarlos en forma de píldoras. Son más beneficiosos cuando ingresan al cuerpo de la manera más simple: con alimentos. Un conjunto completo de estas sustancias biológicamente beneficiosas contiene verduras, frutas y cereales.
Los principales antioxidantes son las vitaminas A, C y E. Para sintetizar la vitamina A, el cuerpo humano utiliza betacaroteno, que se compone de carotenoides. Se encuentran en muchas verduras de colores intensos: berza y coles de Bruselas, lechuga oscura, brócoli, calabaza, pimientos rojos, tomates, zanahorias y otras hortalizas de raíz. Todas las frutas y bayas de colores también son ricas en caroteno: peras, manzanas, fresas, grosellas, moras, arándanos, cerezas. Al comer cualquier fruta o verdura de color naranja, amarillo, rojo o verde oscuro, absorbe decenas y cientos de carotenoides diferentes. Una gran cantidad de retinol (vitamina A) también se encuentra en productos animales: hígado, aceite de pescado, yemas de huevo, mantequilla y leche entera.
La vitamina C (ácido ascórbico) es el antioxidante más poderoso debido a su capacidad única para detener los procesos de oxidación que ocurren en las células. Al mismo tiempo, la vitamina C hace que las células del sistema inmunológico luchen más vigorosamente contra los virus y las bacterias, aliviando los síntomas desagradables de las infecciones y la inflamación. Las mejores fuentes de ácido ascórbico: verduras y frutas, especialmente grosellas negras, naranjas, limones, repollo y coliflor, brócoli, patatas, pimientos rojos y verdes y perejil.
La vitamina E (tocoferol) es muy importante para el metabolismo adecuado y el funcionamiento normal del sistema inmunológico. Su deficiencia debilita las defensas del organismo, debilitando la respuesta inmunitaria. El tocoferol se encuentra en cereales integrales, salvado, brotes de trigo, aceites vegetales (girasol, maíz, oliva), espárragos, verduras de hoja, brócoli, guisantes, tomates, espinacas, semillas de girasol, nueces, aguacates y camarones.
Estimulantes igualmente importantes del sistema inmunológico son los minerales, cuyo conjunto completo está presente en los alimentos vegetales: cereales, legumbres, verduras, frutas y tubérculos. Los componentes minerales valiosos también se encuentran en las carnes rojas, las aves y el pescado. Por supuesto, una persona necesita todos los minerales, pero solo algunos de ellos tienen un efecto significativo en el sistema inmunológico: estos son el zinc, el cobre, el magnesio y el hierro. Se encuentran en el hígado de ternera, cangrejos, cangrejos de río, camarones, carne de res, levadura de panadería, pan integral, aves, lentejas, nueces, arroz integral. Además, el magnesio también está presente en la soja, las pasas y los plátanos, y el hierro se encuentra en el salvado, los orejones, los dátiles, las espinacas y el chocolate sin aditivos. El cobre también se puede encontrar en las aceitunas, la avena y los mariscos, mientras que el zinc se encuentra en el queso, el bacalao y las sardinas enlatadas.
