Hay ciertos matices a la hora de comer melón. A primera vista, parece que podría ser más fácil: lavarlo con agua corriente, cortar el melón por la mitad, quitar las semillas y puede comerlo de manera segura, disfrutando del increíble sabor y el agradable aroma.
Hay algunas cosas que debe saber que son extremadamente importantes.
Antes de su uso, es imperativo enjuagar bien el melón con agua tibia y jabón. Ya que en la piel del melón y en su superficie, las toxinas están presentes en cantidad ilimitada.
No guarde el melón cortado o a medio comer a temperatura ambiente o tibio. Si el melón no se come por completo de una vez, debe ponerlo inmediatamente en el refrigerador.
El melón es altamente indeseable de usar en combinación con agua fría o productos lácteos fermentados. El alcohol y la leche cuando se combinan con melón también aumentan el riesgo de indigestión.
El melón es un producto muy pesado y por ello se recomienda consumirlo entre comidas, pero no necesariamente después de las comidas, pero no con el estómago vacío.
El uso de melón no es muy recomendable para personas que padecen diabetes mellitus, exacerbación de enfermedad ulcerosa péptica, así como para madres embarazadas y lactantes.
Si desea comprar un melón de excelente calidad, lo mejor es hacerlo en temporada, es decir, a fines de agosto o principios de septiembre. Los melones de períodos de maduración tardíos tienen el mayor beneficio, ya que se cultivan sin usar películas y se usan menos pesticidas y fertilizantes minerales.