A pesar de que el Tíbet y Mongolia son los vecinos más cercanos de China, la tradición del té en estos países es bastante específica. La forma en que las personas en Mongolia y el Tíbet beben té puede sorprender incluso a un conocedor experimentado de la ceremonia del té chino.
La tradición tibetana se debe a las condiciones casi extremas en las que viven los lugareños: aprovechan cada oportunidad para saturar el cuerpo con sustancias útiles en un duro clima alpino. Es por eso que el té en el Tíbet no solo se bebe, sino que también se come. Se agregan hojas secas a los alimentos, se cocinan sopas, se agregan hojas de té trituradas al plato nacional de harina de cebada, aceite y sal. Los tibetanos preparan la bebida en sí no de la forma en que estamos acostumbrados a ver.
El proceso de elaboración del té tibetano es bastante laborioso. El té llamado "ladrillo" se mezcla con agua en una proporción de 50-70 g de producto seco por 1 litro de agua. Luego, se agrega al agua manteca hecha con leche de yak y se condimenta con una pequeña cantidad de sal. Por lo general, la cantidad de aceite alcanza los 200-250 g por litro, lo que puede causar un verdadero shock para un europeo inusual.
Se hierve una mezcla de té, agua, aceite y sal y luego, sin esperar a que se enfríe, se bate en un dispositivo especial. Después de batir, se obtiene una bebida bastante específica con un sabor peculiar y una consistencia espesa. El té tibetano es graso y rico en calorías, pero para las duras condiciones climáticas de estas regiones, esta bebida es una fuente insustituible de energía y fuerza para los residentes locales. Esta técnica de cocción existe desde hace más de mil años. En China, a diferencia del Tíbet, los tés apenas se elaboran. Solo se puede hervir pu-erh, todas las demás variedades simplemente se vierten con agua.
En Mongolia, esta bebida también se prepara de acuerdo con una receta antigua que se ha transmitido de generación en generación. Exactamente la misma tradición del té está presente en algunas regiones de Kirguistán y Kalmykia. En parte, el método de preparación es similar al tibetano: se añaden mantequilla, leche, harina y sal, así como algunas especias (nuez moscada, laurel, pimienta negra) al té y al agua. Para la preparación de la bebida al estilo mongol, se utiliza un tipo especial de té verde "ladrillo". Su precio es mucho menor, ya que no se considera de élite. En Mongolia, todas las personas lo beben, independientemente de su estatus social.