Para el funcionamiento normal del cuerpo, debe beber de 1,5 a 2 litros de agua limpia todos los días. Algunas personas aconsejan beber agua mineral sin gas. ¿Y cuánta agua mineral puede beber al día y cuál es la amenaza de una ingesta incontrolada de agua mineral?
Antes de consumir agua mineral en cantidades ilimitadas, debe estudiar cuidadosamente su composición en la etiqueta. La composición química del agua mineral se debe a la presencia en ella de tres tipos de cationes: sodio, calcio y magnesio y tres tipos de aniones: cloro, sulfato y bicarbonato. Las aguas minerales, tanto carbonatadas como tranquilas, difieren:
- Cucharadas: en este tipo de agua, el contenido de minerales es de aproximadamente 1 g por litro de agua. Esta agua se puede consumir en cualquier cantidad sin dañar la salud. El agua de mesa estimula la digestión y no tiene propiedades medicinales.
- Agua mineral de mesa: esta agua contiene de 1 a 2 g de minerales por litro de agua. Esta agua la pueden beber tanto adultos como niños, pero es mejor que estos últimos presten atención al agua de mesa.
- Agua mineral medicinal de mesa: el contenido de minerales es sensiblemente superior, de 2 a 9 g por litro. Esta agua se usa mejor después de consultar a un especialista. La lista de enfermedades para las que esta agua es adecuada suele estar indicada en la etiqueta.
- Agua mineral curativa: el contenido de minerales en el agua supera los 9 g por litro de líquido. Además de las sustancias anteriores, puede contener boro y arsénico. Sus compuestos se consideran venenosos, por lo tanto, el agua medicinal, tanto en el interior como para baños e inhalaciones, debe usarse estrictamente bajo la supervisión de un médico.
El uso diario ilimitado de agua mineral (a excepción del agua de mesa) puede provocar un desequilibrio en el equilibrio de la sal en el cuerpo, provocar hinchazón o aumento de la acidez del estómago. Si se excede significativamente la cantidad de agua recomendada, puede aparecer edema y, con el uso prolongado de agua medicinal, existe la posibilidad de formación de cálculos renales.