Las propiedades curativas del té verde se deben a las peculiaridades de su producción, ya que en este caso la hoja de té no se somete al proceso de fermentación, retiene la cantidad máxima de sustancias biológicamente activas. Al hacer té verde, las materias primas no están sujetas a oxidación, por lo tanto, las valiosas vitaminas y taninos no se destruyen.
¿Cómo es bueno para ti el té verde?
El té verde es rico en antioxidantes que ralentizan el proceso de envejecimiento y protegen las células de los efectos adversos. El consumo regular de té verde reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, incluida la aterosclerosis, al evitar la formación de placa en las paredes de los vasos sanguíneos.
Las catequinas contenidas en esta bebida aumentan la elasticidad de los vasos sanguíneos, mejoran la absorción del ácido ascórbico y estimulan el metabolismo.
El alto contenido de taninos tiene un efecto beneficioso sobre la mucosa intestinal, previniendo los procesos de descomposición y fermentación y destruyendo las bacterias patógenas. Se recomienda beber té verde con alimentos grasos: ayuda a digerir los alimentos con alto contenido de grasa, mejora la digestión.
A pesar de sus altos niveles de cafeína, que se cree que aumenta la presión arterial, el té verde tiene la capacidad de reducir la presión arterial, lo que lo hace recomendado para personas con hipertensión. La cafeína hace que el té sea un excelente tónico.
Además, el té verde es conocido como un diurético eficaz, una fuente natural de yodo y flúor. Los polisacáridos contenidos en esta bebida ayudan a normalizar los niveles de azúcar en sangre, especialmente útil para la diabetes mellitus.
Según la investigación, el té verde se puede utilizar para prevenir el cáncer. Beber al menos cuatro tazas de té al día reduce el riesgo de desarrollar tumores malignos y prolonga la vida.
¿Cómo preparar té verde correctamente?
Solo la correcta preparación del té verde puede preservar las propiedades medicinales del té verde. Debe preparar té verde con primavera o al menos con agua bien filtrada; el agua corriente del grifo es demasiado dura, las sales que contiene interferirán con la absorción de nutrientes.
La temperatura del agua no debe exceder los 90 grados: el agua hirviendo destruye las sustancias biológicamente activas. Lo mejor es verter el té no con agua hirviendo, sino con agua que apenas empieza a hervir.
Si bien se cree que el té recién hecho es el más saludable, este no es el caso del té verde. El té infundido durante varias horas es menos aromático y tiene un sabor agrio, pero aumenta el contenido de sustancias bactericidas. El té elaborado por segunda y tercera vez no pierde sus propiedades beneficiosas, aunque es menos sabroso que el té fresco.
Aquellos que prefieren beber té verde recién hecho no se recomienda infundirlo durante mucho tiempo: tres minutos son suficientes para que la infusión adquiera propiedades medicinales, y el sabor y el aroma se revelen por completo.