Como solían decir en los viejos tiempos: "La sopa de repollo y las gachas son nuestro alimento". Según la receta clásica, las gachas de mijo con calabaza se cuecen en leche, pero también existe una opción para el ayuno, donde no se utilizan alimentos ácidos.
Las gachas preparadas de esta manera resultan ligeras, pero muy satisfactorias, son excelentes para el desayuno o el té de la tarde. Si la papilla está planeada para la comida de la mañana, es mejor prepararla con anticipación, porque el proceso de cocción es bastante largo.
Necesitará:
- mijo - 1 vaso;
- agua caliente - 0,5 l;
- calabaza - 200 g;
- azúcar - 1-2 cucharadas;
- sal - 1/4 cucharadita;
- aceite de girasol.
Vierta el mijo en un colador y retire los granos estropeados. Luego enjuagamos los cereales con agua fría corriente hasta que se elimine todo el almidón, luego los escaldamos con agua hirviendo en un colador, dejamos escurrir el agua. Cambiamos el mijo a una cacerola, agregamos sal, lo llenamos con agua y cocinamos hasta que esté tierno.
Pelar la calabaza, quitarle las semillas y cortarla en trozos pequeños. En una sartén calentar el aceite de girasol (es mejor tomar aceite refinado) y freír los trozos de calabaza hasta que estén dorados, espolvorear con azúcar al final y mezclar suavemente. En lugar de azúcar, puede usar miel o agregar un poco de canela molida.
Pasamos la calabaza a un cazo con papilla, cocinamos a fuego lento un par de minutos, tapamos con una tapa y dejamos infundir.
Las gachas resultan especialmente tiernas si las cocinas a fuego lento y luego las envuelves en una manta o una toalla gruesa durante 2-3 horas.
