El café instantáneo es un salvavidas para la mayoría de los trabajadores. Empiezan la mañana con él, beben durante el día para mantenerse vigorosos. Por supuesto, el café instantáneo es inferior al habitual en sabor y aroma, pero las tecnologías modernas están tratando de neutralizar esta diferencia. Solo hay dos tecnologías para crear café instantáneo: liofilización y atomización en seco.
Manera más sencilla y económica
La pulverización en seco es una técnica muy sencilla. La mayoría de las veces, se toman variedades económicas para hacer café de esta manera. Existe un equipo especial para hacer café instantáneo mediante atomización en seco. El café molido se coloca en vasos extractores de vidrio grandes, después de lo cual se llena con agua. El resultado es café líquido en cantidades muy grandes. Luego se concentra el café, como se hace, por ejemplo, con los jugos. El exceso de agua se evapora hasta que queda una mezcla espesa y viscosa en los extractores, que luego se rocía en seco para eliminar el agua restante.
La tecnología para tal pulverización se inventó hace setenta años. Funciona de forma similar a una ducha. El líquido pasa por los orificios y se convierte en gotitas. Están expuestos a una corriente de aire muy caliente, lo que permite evaporar rápidamente el exceso de agua para obtener un extracto seco de café, que es el soluble habitual. El agua evaporada se recoge en colectores especiales, ya que contiene una gran cantidad de sustancias aromáticas. Este líquido se somete a destilación, como resultado, la sustancia resultante huele a café dos mil veces más fuerte que un producto natural. Si esta sustancia se mancha la ropa, tendrás que tirarla, ya que el olor a café será casi insoportable. Este concentrado altamente perfumado se agrega al extracto seco para darle su aroma característico.
Método de congelación o sublimación
El café liofilizado es café que se ha liofilizado. El café triturado se disuelve en una pequeña cantidad de agua, luego la bebida resultante se vierte en bandejas anchas especiales con una capa muy delgada, las bandejas se colocan en refrigeradores especiales. Ciertas temperaturas y presiones en los congeladores hacen que el agua se evapore. Esto deja el café liofilizado directamente en las bandejas. La baja temperatura evita que el aroma se evapore, que eventualmente permanece dentro del producto resultante. El extracto de café obtenido por congelación, que sobre todo se asemeja a una fina capa de hielo, se rompe en pequeños fragmentos y se envasa. Este método es más caro que el método de pulverización en seco, lo que, por supuesto, afecta el coste final del producto.