Las mandarinas son frutas cítricas con un aroma pronunciado y un sabor agridulce. Estas frutas no solo aportan una variedad agradable al menú, sino que también tienen una serie de propiedades útiles.
Como todas las frutas cítricas, las mandarinas son ricas en vitamina C. También contienen vitaminas D y K. Estas sustancias beneficiosas se pueden almacenar en mandarinas arrancadas durante varios meses. Otra ventaja indudable de estas frutas es la ausencia de nitratos, que no pueden acumularse debido al ácido cítrico que contienen las mandarinas.
El jugo de mandarina es bueno para las personas que buscan perder peso. Calma perfectamente la sed, refresca, tonifica y mejora el estado de ánimo. Además, el consumo regular de jugo de mandarina ayudará a eliminar las lombrices.
Las mandarinas contienen una gran cantidad de aminoácidos beneficiosos que alivian la hinchazón. Por tanto, estas frutas se utilizan para tratar la bronquitis y el asma. Se recomienda beber un vaso de jugo de mandarina todas las mañanas para facilitar la liberación de flemas al toser. La piel de estos cítricos también tiene un efecto expectorante en bronquitis y traqueítis.
Las mandarinas tienen un efecto beneficioso sobre el proceso de digestión, pero debido a su alta acidez, no pueden ser consumidas por personas con enfermedades ulcerativas del tracto gastrointestinal. Las cáscaras de mandarina secas se agregan a los tés de hierbas para mejorar el apetito. Para estimular el apetito de su hijo, dele una mandarina para que coma media hora antes del almuerzo.
Se ha demostrado que la cáscara de estas frutas reduce los niveles de azúcar en sangre. Verter la cáscara de tres mandarinas medianas con un litro de agua, llevar a ebullición y cocinar durante 10 minutos. No es necesario filtrar el caldo resultante. Guárdelo en el frigorífico y beba un tercio de vaso antes de cada comida.