En la estación fría, un resfriado o una gripe es un fenómeno bastante frecuente y desagradable. Fiebre, congestión nasal, dolores de huesos, náuseas: una lista incompleta de los síntomas que acompañan a la enfermedad.
Además del tratamiento farmacológico tradicional, ciertos alimentos deben estar presentes en la dieta de una persona enferma, ayudarán a aliviar los síntomas desagradables y acelerarán la recuperación.
La mayoría de las veces, la enfermedad se acompaña de una falta total de apetito, pero es imposible excluir por completo los alimentos, porque durante la enfermedad el cuerpo necesita especialmente nutrientes. Al comer cualquier plato sin endulzar, es necesario sazonarlo con ajo, ya que es un antibiótico natural, por lo tanto, ayudará en la recuperación junto con las pastillas.
En caso de náuseas, el jengibre será una verdadera salvación. Se puede agregar a la comida o hacer té. Además, la raíz de jengibre estimula el sistema inmunológico y tiene un efecto de calentamiento. Solo no olvide que a temperaturas superiores a 38 grados, el jengibre no se puede consumir.
El caldo de pollo es otro remedio que aliviará los síntomas y ayudará a la recuperación, siempre y cuando se le quite la piel al pollo al cocinarlo para que el caldo no resulte demasiado grasoso. Tampoco se recomienda descuidar la sopa de pollo, ya que la proteína activa el sistema inmunológico.
Las bayas frescas, especialmente aquellas con un alto contenido de vitamina C, deben consumirse no solo durante la enfermedad, sino también como profilaxis. Se pueden comer solos, agregar a cereales, hacer bebidas de frutas, etc.
Para los vómitos y las náuseas, una tostada hecha con pan integral puede ayudar a calmar el estómago. Además, el pan integral proporciona energía durante mucho tiempo y no sobrecarga el estómago.