Los platos de hígado no siempre son populares entre las amas de casa. Muchas personas rechazan este producto, ya que el hígado puede resultar seco, duro y, a veces, amargo. Para que el plato terminado no decepcione, debe conocer los secretos para elegir y cocinar el hígado.
Cómo elegir un hígado
Siempre debe elegir solo hígado fresco, prestando atención a su color y olor. Un producto de calidad tiene una superficie lisa y sin manchas, la estructura es siempre elástica. El color del hígado no debe ser demasiado claro (blanquecino) u oscuro. El hígado fresco tiene un olor ligeramente dulce, la acidez indica que el producto está en mal estado.
Cómo cocinar el hígado
Un requisito previo para un hígado sabroso es la eliminación de la película, las venas grandes y los vasos sanguíneos, por lo que el plato puede volverse duro y tener un sabor amargo. Para que el hígado esté tierno, se recomienda remojarlo durante 30 minutos en leche fría, después de cortarlo en porciones. Después de remojar, el producto debe secarse con una toalla de papel. Para que el hígado esté suave y aireado, debe cortarse en trozos pequeños.
Cómo freír y salar tu hígado
Cualquier hígado debe freírse en una sartén bien calentada. En cada lado, 5-6 minutos son suficientes, de lo contrario, el hígado estará duro. Para que los trozos de hígado tengan una costra apetitosa, primero puedes enrollarlos en harina.
Debe recordarse que la sal absorbe la humedad, por lo que debe salar el hígado al final de la cocción; de lo contrario, el plato estará seco.
Con que cocinar el hígado
Un hígado jugoso y suave resultará si lo cocina con crema o crema agria. Esta es una combinación clásica utilizada por muchos chefs. Se agrega nata o crema agria durante el proceso de cocción y se cuece el hígado en ellas durante un máximo de 20 minutos.