El uso de la raíz de achicoria tiene una historia muy larga. Los antiguos romanos usaban esta hierba para purificar la sangre. Los egipcios usaban la raíz de achicoria para limpiar el hígado, así como para las picaduras de insectos venenosos y serpientes. Hoy en día, la achicoria se usa no solo en medicina, sino también en la cocina, agregándola a varios platos y pasteles. La achicoria también es popular como sustituto del café sin cafeína.
Instrucciones
Paso 1
Apoyo al sistema digestivo. La raíz de achicoria aumenta la secreción de bilis, alivia la hinchazón y promueve la función digestiva. Dado que la bilis ayuda a descomponer las grasas, se deduce que la raíz de achicoria ayuda a normalizar los niveles de azúcar en sangre. La raíz de achicoria contiene inulina, una fibra soluble que apoya la flora digestiva en los intestinos, mejora la digestión, ayuda a eliminar las toxinas y fortalece el sistema inmunológico. Muchas plantas contienen inulina, pero la raíz de achicoria tiene la mayor concentración.
Paso 2
Actividad antioxidante. La achicoria es una rica fuente de antioxidantes que protegen el sistema cardiovascular, y también tienen un efecto beneficioso sobre el estado de la piel, protegiéndola del envejecimiento. La achicoria contiene polifenoles, similares a los del té verde, que ayudan a proteger contra muchas enfermedades, incluido el cáncer de colon.
Paso 3
Protección contra organismos nocivos. La investigación ha demostrado que el extracto de raíz de achicoria es antifúngico y dañino para las cepas de Salmonella.
Paso 4
Protección del hígado. La raíz de achicoria brinda apoyo funcional al hígado al detener el daño de los radicales libres a sus células debido al estrés oxidativo, y también ayuda a eliminar las toxinas del hígado.
Paso 5
Acción antiinflamatoria. Los estudios han demostrado que las personas con artritis, gota y otras enfermedades degenerativas que usan achicoria sufren menos dolor e hinchazón.
Paso 6
Un tesoro de vitaminas y minerales. La achicoria contiene calcio y fósforo para fortalecer los huesos, potasio para el corazón, hierro para la anemia, zinc para el sistema inmunológico, magnesio para normalizar la presión arterial, manganeso para el metabolismo y vitaminas A y C, que son poderosos antioxidantes.
