¡A quién de nosotros no le gustan los pasteles ricos, los bollos marrones o los pasteles con diferentes rellenos! Y por eso a veces quiero mimar mi casa con esa comida. Pero, ¿y si no puedes hacer pasteles como tu abuela? No te desesperes, se trata de una masa bien preparada, que es la clave para un buen horneado.
Instrucciones
Paso 1
En los viejos tiempos, cada ama de casa tenía su propio secreto a la hora de hacer masa. Algunos amasaban la masa solo por la tarde o a la luz de la luna, otros la ponían solo cerca de un pozo o junto al río. Aunque ahora tales rituales ya están en el pasado, sin embargo, al preparar la masa, se deben observar algunas reglas.
Paso 2
Para la masa, necesita agua tibia o leche, levadura, harina y azúcar. La levadura debe estar fresca. Por lo general, se toman al menos 35 y no más de 50 gramos de levadura por kilogramo de harina.
Paso 3
Disuelva la levadura en un vaso de agua o leche, agregue una cucharadita de azúcar, mezcle bien y ponga en un lugar cálido durante media hora.
Paso 4
Prepara los utensilios para mezclar la masa. Un recipiente esmaltado o de madera es el más adecuado para esto.
Paso 5
Caliente el agua o la leche a unos 30 grados.
Paso 6
Disuelva la levadura en agua y agregue la mitad de la harina preparada para amasar.
Paso 7
Cubra los platos con masa con una servilleta o toalla y colóquelos en un lugar cálido para la fermentación. El tiempo de fermentación de la masa dependerá de la densidad del lote, de la calidad de la harina y de la cantidad de levadura, así como de la temperatura del aire. Si la masa sube demasiado rápido, debe removerse y trasladarse a un lugar menos cálido.
Paso 8
Sujeto a todas estas reglas, la masa madurará rápidamente. Debería casi duplicar su volumen y su superficie debería estar cubierta de burbujas. Son estas burbujas las que son una señal de que la masa está lista. Tan pronto como comience a asentarse, amase la masa.