Según una leyenda, los albaricoques, los hijos del sol, que no querían vivir en el cielo, descendieron a la tierra y se convirtieron en albaricoqueros. La investigación realizada por científicos ha demostrado que en áreas donde los albaricoques crecen en abundancia, los residentes locales gozan de una excelente salud y una larga esperanza de vida.
Debido a su alto contenido de magnesio, los albaricoques son excelentes para bajar la presión arterial. Es por eso que los pacientes hipertensos deben comer esta fruta en la mayor medida posible. También es indispensable para el trabajo activo del cerebro, ya que contiene suficiente fósforo. Se muestran albaricoques y enfermedades del páncreas y trastornos metabólicos. Entre otras cosas, los albaricoques contienen muchas vitaminas, así como caroteno, riboflavina, tiamina.
Esta fruta es útil no solo por su jugosa pulpa, sino también por los granos de las semillas. Contienen vitamina B5, emulsina, aceite. Los núcleos son un excelente sedante para la laringitis y la tos aguda.
No sin una mosca en la pomada: los albaricoques tienen contraindicaciones. No deben dejarse llevar por problemas de tiroides y diabetes. La provitamina A, que es abundante en el albaricoque, no se absorbe en las enfermedades de la tiroides. Comer esta fruta en ayunas también puede ser peligroso, ya que el albaricoque contiene sustancias que pueden irritar el revestimiento del estómago. Es por eso que esta fruta es capaz de agravar dolencias como la gastritis y las úlceras.
Si el uso interno de los albaricoques impone ciertas restricciones, externamente pueden ser utilizados por todos, sin excepción. En un momento, el propio Avicena llamó al albaricoque una fruta absolutamente “femenina”. Las máscaras hechas con él harán que la piel sea inusualmente suave. La opción más fácil es aplicar pulpa de albaricoque en la cara, mantener durante 10-15 minutos y luego enjuagar con agua tibia.